Patio San Andrés

Historia a través del tiempo

La casa donde hoy os alojáis es una original casa-patio cordobesa del siglo XVIII, un oasis urbano donde la construcción singular de este espacio le hacía erigirse como lugar de convivencia vecinal en lo que era una casa de vecinos. Participó en el Concurso de Patios con el nombre de Pintor Bermejo 1 desde el año 1956 hasta el año 2011 ganando, a su vez, numerosos premios.

Además, aparece en el Catálogo de Bienes Protegidos del Conjunto histórico de Córdoba, como edificio catalogado e identificado con las siglas EA-231. Esta calificación de bien protegido ha condicionado la reforma, pues implicaba la conservación integral de los arcos y pilastras del patio, así como la estructura de la vivienda.

La intervención arqueológica realizada anterior a la reforma, ha sacado a la luz vestigios que permanecían ocultos en la vivienda. Los de mayor importancia encontrados son la arcada mudéjar del siglo XV en torno al patio principal y que da entrada a los apartamentos 3 y 4, el alfarje mudéjar también del siglo XV, el cual podemos apreciar también en los apartamentos 3 y 4 y un capitel mudéjar, el cual se ha integrado entre el dormitorio y el baño del apartamento 1.

TESTAMENTO DE ANTÓN DE MONTORO
Córdoba, 31 de marzo de 1477
AHPCO, Notarías de Córdoba, Signatura 14116P, Cuaderno 6, Folios 36v-37v.

Además, el estudio de las fuentes documentales nos ha llevado a conocer la historia de esta vivienda a través de 700 años.

El primer documento nos lleva al siglo XIV, donde perteneció a Antón de Montoro, un judío converso y uno de los más destacados autores de lírica cancioneril popular de su época. Se conoce su relación con otros poetas de la época, como el Marqués de Santillana, Gómez Manrique o Juan de Valladolid, y especialmente con Juan de Mena, de quién él mismo se consideró discípulo y al que imitó y elogió en alguna de sus composiciones.

Según consta en el testamento de Antón de Montoro, cuando murió cedió la casa a su mujer, Teresa Rodríguez.

Tras la muerte de Teresa Rodríguez, en el siglo XV, la casa debió pasar a disposición de la corona, expropiada por la Inquisición y regalada a Elvira Vallés, quien se convirtió al cristianismo al igual que sus hijos, Pedro y Fernando, los cuales eran nietos de Aliatar.

La siguiente documentación que nos llega se sitúa en el siglo XVII donde nos mencionan que la casa pertenecía a D. Gerónimo Ramírez Jalón quien fundó la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de San Andrés.

Es en el siglo XVIII cuando se convierte en casa de vecinos quienes viven alrededor del patio central, condición que perduró hasta que, en los años 60, los propietarios finales se quedan con la casa en su totalidad y asientan su vivienda en el ala sur de la casa. Son los descendientes de éstos los que deciden transformar la casa en un alojamiento turístico sin perder la estructura y la esencia de la casa-patio.

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